Tomo la carretera en la madrugada para recibir el amanecer en uno de los caminos que llevan a las montañas
No llego tan lejos, donde el macizo de Guamuhaya se hace más denso y espléndido, donde nacieron las historias de la finca en que nació y vivió, desde los cuarenta hasta casi mediados los sesenta, mi madre, quien me cuenta historias de andanzas de guajira, amenazas de casquitos y bandidos.
No llego tan lejos, pero encuentro por todos lados imágenes que vi siendo niño: son otras, porque ha pasado el tiempo, es otra mi mirada e inevitablemente cambian elementos del paisaje, pero las mismas, porque provocan similares embeleso y sensación de libertad.
Maravillas en los árboles, el matorral, el cielo, el aire, dondequiera que miro bajo la hierba, que me dejan con algunas fotos, serenidad y el siempre renovado deseo de regresar.

Fuente: Cubadebate
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